Pensar para actuar

No prometas cuando estés feliz. No respondas cuando estés enojado. No decidas cuando estés triste.” - Bob Marley

Dominar el actuar y los impulsos resulta ser muchas veces una de las tareas más complicadas para los seres humanos. Las decisiones que tomamos en cualquiera de los ámbitos a los que nos enfrentamos a diario, en gran medida están relacionadas de manera directa con nuestros objetivos, metas e intenciones, sin embargo, también se ven influidas por emociones, comportamientos y pensamientos que nos puedan llevar a equivocarnos al momento de decidir. Es así como ciertos estados de ánimo, estrés o problemas nos afectan en determinado momento, que a su vez pueden llevarnos a situaciones y resultados no deseados.

Puede decirse que algunos de los más grandes errores provienen de momentos en los que la presión y las emociones superan a la razón, como los ataques de ira —donde pierdes el control—, o la euforia —donde no podemos medir las consecuencias de nuestras acciones—; en esas situaciones la capacidad de análisis se ve disminuida y las decisiones que tomamos son apresuradas y regidas por la emoción, sin tener en cuenta las posibles consecuencias y resultados muchas veces impredecibles.

La capacidad de tomar mejores decisiones no es algo que se aprenda de una vez, ni automáticamente, es una habilidad que se prueba permanentemente a lo largo de la vida; pero mientras logras fortalecerla, Séneca comparte contigo algunos sencillos consejos para que los uses en tu día a día:

Créditos

Imagen de iwat1929 en Freepik
Diseño: Comunicaciones - DECA de Estudiantes
Autor: John Anderson Rodriguez
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