Que la ansiedad no te coja ventaja

¿Alguna vez has sentido que te falta la respiración, que tu corazón está a punto de estallar y que tus manos sudan a chorros?. De pronto quisiste salir corriendo, no podías pensar con claridad o tu mente se puso en blanco… Bueno, pues estas sensaciones están asociadas a la emoción de la ansiedad.

La ansiedad es un estado emocional en el que se siente intranquilidad, nerviosismo y muchas veces se piensa sobre el futuro cercano o lejano como algo peligroso o desafortunado; la mayoría de las veces este estado es difícil de controlar y eso lo hace aún más desagradable. Sentirse ansioso no es de por sí malo pues es una emoción vinculada al miedo y que evolutivamente nos ha permitido protegernos de situaciones peligrosas para nuestra supervivencia; imagínate un cavernícola huyendo de una manada de depredadores, ahí la ansiedad y el miedo fueron nuestros aliados!!.

El problema viene cuando la ansiedad y el miedo están presentes de forma permanente porque nos sentimos en peligro ante cualquier situación: temor a perder un parcial, a no ser invitados a esa fiesta o a no poder hacer la exposición. Ahí es cuando la ansiedad se convierte en un problema.

¿Qué puede pasar si estás todo el tiempo ansioso?

  • Se reduce el número de horas y la calidad del sueño, traducción: el sueño no logra cumplir con su función de reparar los sistemas de nuestro organismo.
  • Se afectan las relaciones sociales pues tendemos a estar irritables, muy sensibles y nerviosos.
  • Se afecta nuestra salud física pues la ansiedad puede llevar a que se desarrollen enfermedades psicosomáticas (malestares físicos causados por la mente), por ejemplo gastritis, colon irritable, diarreas, dolores de cabeza constantes o migrañas.
  • Se afecta nuestra capacidad intelectual lo que se ve reflejado en dificultades para estar concentrados y atentos, para resolver problemas y para recordar datos importantes.

Y qué hacer?

Buenas noticias: sí es posible ponerle un pare a la ansiedad!. Esta emoción será manejable si dejamos que nuestro organismo descanse y si ponemos en práctica unas sencillas actividades de auto-cuidado y bienestar:

Cuestiona la veracidad de los peligros que percibes

Una forma de hacerlo es haciéndote preguntas sobre qué tan real es lo que estás pensando: ¿es posible que eso realmente ocurra?, generalmente la respuesta es no.

Respira

Una forma muy sencilla y eficaz de regular tu sistema fisiológico es respirando. ¿Qué tal si pruebas con las siguientes instrucciones?

Intenta resolver el problema

Quizá lo que te atemoriza está bajo tu control y puedes intentar resolverlo. ¿estás muy ansioso porque temes no pasar un parcial?, haz un cronograma de estudio, define los temas que necesitas reforzar y recurre a las ayudas que están disponibles para prepararte… trabajar para lograr tu meta y ver tus avances te hará sentir dominio sobre la situación y ello disminuirá la ansiedad.

No te concentres en el problema

Siempre hay situaciones que no están bajo tu control, pero pensar 24/7 en ello sólo mantiene constante tu malestar emocional; quizá vale la pena cambiar el chip haciendo actividades que te gusten y que disfrutes: salir a hacer un deporte, tomar un café mientas charlas con un amigo, cocinar, ver tu serie favorita… ¿Cuál es tu plan?.

Pide ayuda

Recuerda, ¡pedir ayuda es de valientes!. Si sientes que la ansiedad te desborda pedir ayuda profesional es una buena opción. Solicita tu cita en el Centro de Apoyo de la DECA, donde un equipo de psicólogos podrá ayudarte a manejar la ansiedad y a desarrollar tu capacidad para lidiar con las situaciones a las que está asociada.

Créditos

Fondo: Edvard Munch - National Gallery of Norway
Iconos tomados de www.flaticon.com
Autora: Paula Pineda
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