¿Tiene ventajas estudiar en virtualidad?
La educación es un proceso en el que se adquieren conocimientos por medio de acciones que facilitan el aprendizaje. Implica la interacción entre quien enseña y quien aprende, por lo tanto, hay un grado de responsabilidad en ambas partes para que el proceso ocurra de manera efectiva generando satisfacción en el estudiante.
Recientemente, los avances tecnológicos han cambiado las dinámicas del mundo y la educación no ha sido ajena a esto. Estos progresos suceden rápido y lxs estudiantes frecuentemente no logran adaptarse completamente a ese ritmo. Adicionalmente, el Covid-19 aceleró la migración a los entornos virtuales, sin dar tiempo a una preparación para este cambio. Hay quienes perciben todo esto de forma negativa al notar que se reducen las interacciones con pares, profesores y demás miembros de la comunidad educativa, porque se facilitan las distracciones, se reducen las explicaciones y dinámicas propias de las clases presenciales y además porque están a la orden del día las fallas técnicas, que eventualmente aparecen.
Vale la pena preguntarse entonces, ¿Cómo puedes hacer para adaptarte a estas nuevas circunstancias y para sacarles provecho en lugar de verlas como un obstáculo? Para responder esta pregunta, resulta útil tener en cuenta un estudio que indagó sobre los factores asociados a la satisfacción ante la educación virtual. En esta investigación se demostró que hay factores propios del servicio ofrecido como lo son la calidad de los contenidos, las tecnologías, la interactividad, etc., pero también se identificó que existen factores propios de quien aprende, que juegan un papel importante, y que son claves pues son los que puedes tener bajo control como estudiante. A continuación, listamos algunos:
- Familiarízate con las tecnologías: conocer y explorar los recursos con los que cuentas te permitirá sentirte más cómodo con las herramientas que tienes, adquirir habilidad en el manejo de los programas y recursos tecnológicos y dominar los procesos, logrando que lo difícil se torne fácil. Este es un paso fundamental, pues así aumentas tus capacidades para responder a las crecientes demandas de la virtualidad y disminuyes tus niveles de estrés, además de disfrutar la sensación de logro y control en lo que haces.
- Fortalece tu autoeficacia: alude a la confianza que tienes en tus capacidades, pues a veces no basta con tener conocimientos y habilidades, sino que es necesario confiar en que puedes aprender sin importar la modalidad y sentirte a gusto con el proceso. La autoeficacia es transversal a todo lo que haces y piensas así que contar o no con ésta tiene efectos en la forma en que entiendes y enfrentas todas las situaciones vitales.
- Se flexible: cuando luchas con lo que no está bajo tu control te desgastas y experimentas malestar; entonces en vez de luchar contra un entorno cambiante, acepta esta realidad y mira el panorama completo, reconociendo no solo lo malo sino también lo bueno. Permítete conocer y vivir las nuevas circunstancias, valora los aspectos positivos y sácales provecho, y así aquello que no te agrada dejará de ser lo más importante. Es cuestión de tener una buena actitud ante la novedad.
Como todo, la educación virtual no es perfecta y tiene desventajas, pero es importante reconocer sus oportunidades para que te decidas a asumirla; dos de las más importantes tienen que ver con el privilegio de evitar desplazamientos -ganando tiempo y dinero-, y la comodidad de estudiar en tu espacio. Finalmente, recuerda que la educación virtual trae consigo nuevos recursos -algunos muy útiles y agradables-, reconoce que eso implica que las interacciones con los pares cambiaron y valora que ahora los conocimientos están a la mano, posibilitando ir por los temas en sintonía con tu ritmo.
Referencias Zambrano, J. (2016) Factores predictores de la satisfacción de estudiantes de cursos virtuales. Revista Iberoamericana de Educación a Distancia. 19 (2). 217-235.
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Autor: Rodrigo Aguilera |