Del ejercicio, sexo y otras “drogas”

¿Escuchas hablar sobre adicciones y lo primero que piensas es en sustancias psicoactivas? ¡Para! Las adicciones no son solo a drogas como el alcohol, la marihuana, la cocaína, el cigarrillo y todo el abánico posible de mezclas que existen y otras más que posiblemente no conozcas.

Muchas veces normalizamos ciertas conductas y comportamientos propios o que observamos de otrxs, pero que, si los vemos con otro lente, pueden ser peligrosos y convertirse en adicciones fuertes, difíciles y de cuidado.

Clínicamente se llaman adicciones comportamentales y, probablemente las que has escuchado mencionar son a los videojuegos, a los juegos de azar, a la tecnología y al sexo. Es importante reflexionar sobre otros tipos de comportamientos que también pueden considerarse como adicciones, aunque se normalicen o minimicen porque el daño no es inmediato y no se consideran tóxicas o nocivas... incluso a veces se pueden considerar sanas.  Este es el caso del exceso en el ejercicio y el trabajo, también el consumo de compras, comida, redes sociales, bebidas con cafeína y hasta de energizantes. Estos comportamientos aún no se han clasificado como una adicción de forma oficial (Klimenko et al., 2018) pero ello no quiere decir que sean sanos.

Klimenko, Sánchez y colaboradores comentan que según Griffiths (2015) hay varios factores individuales de vulnerabilidad que tienen parte en la adquisición, desarrollo y mantenimiento de estas conductas;  así, los rasgos de personalidad, predisposiciones biológicas, aprendizajes desde la experiencia, pensamientos, creencias culturales y actitudes, además de algunos factores de riesgo como antecedentes familiares de adicción, trastornos psiquiátricos y falta de supervisión por parte de adultos en casos de adicciones en niñxs y adolescentes, inciden en que una persona se enganche a estos comportamientos.

La alta demanda, aceptación, popularidad y, en muchos casos, intereses económicos asociados a estas conductas, hacen que sea difícil identificarlas como adicciones. Por lo tanto, en muchos casos no se puede ver a tiempo este problema o peor aún sigue escondido hasta que llega a manifestarse en situaciones extremas y alarmantes: dejar de dormir varios días, descuidarse en el aseo personal, estar constantemente preocupadx por el peso, contar calorías permanentemente, empezar a tener dificultades en las relaciones de pareja y otras significativas, algo que puede llevar inclusive al cierre del círculo social y hasta al aislamiento, etc. Por supuesto estos signos dependen de la adicción comportamental que tenga la persona.

Si crees que estás experimentando una adicción comportamental, el primer paso para tratarla es el reconocimiento de que hay un problema y el segundo, hacer un pedido de ayuda: una intervención clínica oportuna es fundamental para superarla. Recuerda que este tipo de adicciones tienen grandes riesgos que se acentúan por su carácter silencioso. Ya es tiempo de no normalizar.

Referencias

Klimenko, O., Plaza, D., Bello, C., García, J & Sánchez, N. (2018). Estrategias preventivas en relación a las conductas adictivas en adolescentes. Revista Psicoespacios, 12(20), 144-172.

Créditos

Imagen de macrovector_official en Freepik
Autora: Paola Herrera - DECA de Estudiante
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