Aprender implica un proceso no solamente personal en donde se pone en juego la asociación entre conceptos, la memoria, la interpretación, entre otros procesos mentales para digerir un saber. Aprender se da también mediante el vínculo con tu profesor(a).
La relación entre profesor(a) y estudiante es un componente muy importante en el proceso educativo. Una relación positiva y constructiva puede contribuir al éxito académico, al bienestar emocional y al desarrollo integral de una persona (Bisquerra, 2011).
A continuación te damos algunas recomendaciones para la promoción de una relación cálida con tu profesor(a) en el aula de clase:
- Comunícate efectivamente: una comunicación clara, abierta y respetuosa puede ayudarte a promover la confianza y el involucramiento con tu profesor(a). De acuerdo con Brookfield y Preskill (2005), cuando hay una comunicación abierta y bidireccional se fomenta la confianza y el entendimiento mutuo, creando un ambiente propicio para el aprendizaje.
“Una comunicación cercana con tu profesor te permitirá no extraviarte y desorientarte inútilmente.
Una apertura inédita se vuelve posible y en ella puede emerger una actitud, una vocación, una inclinación singular.” (Recalcati, Massimo. 2016)
- Actúa con empatía y comprensión: ambos son valores fundamentales que fortalecen las relaciones. La empatía tiene que ver con la capacidad de comprender y compartir los sentimientos y perspectivas de los demás. Serás empáticx con tu profesor(a) si muestras interés, haces aportes a los temas, preguntas en clase, etc. Eso permite que se cree y eventualmente se fortalezca un vínculo emocional, y así se promueve un ambiente de aprendizaje inclusivo y enriquecedor.
Sin el apoyo del otro, nuestra palabra es, al mismo tiempo, una experiencia de angustia y de libertad.
(Recalcati, Massimo. 2016)
- Participa activamente: a través de tu opinión sobre los ejercicios o textos vistos en clase y a través de las preguntas sobre aquello que deseas aprender, puedes crear un escenario que favorece una relación enriquecedora y dinámica con tu profesor.
No pierdas de vista que el centro de tu formación debe estar en el proceso de aprender y no solo en la calificación que queda registrada en tu certificado de notas… sí, esto es importante, pero no siempre las buenas notas provienen de un óptimo proceso de aprendizaje.
Recuerda que tu profe cuenta con una formación sólida en tu área de estudio y que la mayoría de las veces tendrá gusto en acompañar tu formación más allá de las horas de clase y los parciales. Por eso aprovecha sus espacios de atención, hazle preguntas y pídele ayuda cuando sientas que no lo estás logrando. Este es el marco perfecto para tener una buena relación con él/ella y cuando esto sea así te sentirás más confiadx y motivadx para aprender en su clase; y hasta encontrarás un(a) aliadx, que quizá pueda promoverte o recomendarte en el futuro.
Referencias: Bisquerra, R. (2011). Educación emocional. Propuestas para educadores y familias. Editorial, Desclée De Brouwer. Bilbao, España. Bisquerra, R. (2011). Educación emocional y competencias básicas para la vida. Estrategias para mejorar las relaciones en el aula. Brookfield, S. D., & Preskill, S. (2005). The skillful teacher. On technique, trust, and responsiveness in the classroom. Recalcati, M. (2016). La hora de la clase. Por una erótica de la enseñanza. Editorial Anagrama. Barcelona.
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Autora: Liliana Zambrano |